jueves, 28 de mayo de 2009

Messi ocupa el trono de Cristiano


Leo Messi ya tiene la Liga de Campeones que quería conseguir sobre el terreno de juego. Participó en la de hace tres años pero, tras quedarse fuera de la lista para la final, no la sintió como suya del todo. No tendrá el mismo problema esta vez tras ganar y marcar ante el Manchester United en la final de Roma. No hizo un gran partido el argentino pero apareció en el momento justo para sentenciar de cabeza la tercera Copa de Europa para el Barça.

En el cómputo general, nadie se acordará de que Cristiano Ronaldo jugó mejor en la final porque los perdedores están condenados a caer en el olvido. El portugués salió a por todas desde el inicio a punto estuvo de darle un disgusto al Barça en los primeros minutos. Primero con un libre directo que no atrapó Valdés y después con dos disparos cruzados que metieron el miedo en el cuerpo a los azulgrana. Era Cristiano contra el Barça.

Perdonaron los ingleses y apareció Etoo para cambiar el curso del partido. El gol del camerunés facilitó las cosas al Barça, que se tranquilizó tras un mal comienzo y empezó a tocar como le gusta. Fue un dominio sin ocasiones, con Messi jugando muy retrasado por la zona central sin posibilidad de desborde.Pese a todo, el argentino soltó un latigazo al más puro estilo Cristiano Ronaldo que se marchó rozando el larguero.

Messi, colofón final
Las caras al descanso no eran las mismas que las del principio. A Cristiano se le había borrado la sonrisa mientras que Messi se refrescaba la cabeza con una botella de agua.Desapareció Cristiano Ronaldo en la segunda parte y con él se fue el Manchester United por el sumidero. El Barça mereció el segundo gol por mediación de Henry y Xavi pero tuvo que ser Messi quien firmase el triplete con un golazo de cabeza a centro de Xavi. Inmediatamente después, Cristiano pudo recortar distancias pero se estrelló contra Valdés.

El portugués entendió que no iba a levantar la Champions por segundo año consecutivo y se desquició mientras Messi daba gracias al cielo por cumplir un sueño. Cristiano vio la amarilla en los minutos finales y se jugó la expulsión. Fue la imagen de la impotencia, de un jugador al que le tocaba perder. Champions, medio Balón de Oro y el cielo para Messi, el mejor jugador del mundo.

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