domingo, 11 de abril de 2010

Bofetada futbolística y media Liga en el bolsillo


El Barça volvió a demostrar una vez más su condición de mejor equipo del mundo después de doblegar al Madrid en su campo por segundo año consecutivo. Los de Guardiola acarician el título de Liga y se colocan como nuevos líderes de la clásificación con 80 puntos.

Pese a que el resultado no se acerca al 2-6 del año pasado, la imagen que dio el Barça fue de una escandalosa superioridad. Los hexacampeones, ahogaron a un rival, que pese a contar con la plantilla más cara de la historia encabezada por Cristiano Ronaldo, sigue a años luz de su eterno rival. El equipo de Pellegrini encajó menos goles que el de Juande Ramos, pero salió de su propio estadio igualmente humillado, después de mostrar su impotencia ante la avalancha culé.

El Barça consiguió un triunfo fácil, ya que los blancos opusieron muy poca resistencia. Lo hizo con la naturalidad de un equipo que juega de memoria y que cada día que pasa se vuelve más temible por la experiencia que sus jugadores van adquiriendo en partidos clave.

Sin la presencia de Ibrahimovic por lesión, Pep Guardiola decidió probar un experimento que nunca antes había puesto en práctica. Situó a Puyol en el lateral derecho y avanzó a Alves haciéndolo jugar de extremo diestro. Curiosamente, Pep decidió prescindir de Henry, -héroe en 2009-, en cuyo lugar jugó Pedro, una decisión que a la postre le iba a dar la razón. Por parte del Madrid, la principal novedad en el once fue la inclusión de Fernando Gago en el centro del campo para suplir la baja del brasileño Kaká.

SÓLO HUBO UN EQUIPO

Pese a que en los primeros minutos el Madrid salió muy incisivo, pronto quedó demostrado que los blancos no tenían las ideas claras. Pellegrini había adoctrinado a los suyos para que presionaran al Barça en todas sus líneas. Sin embargo, sus jugadores optaron por emplear las patadas a la lógica futbolística y acribillaron a los blaugrana tanto como pudieron. Los nervios atenazaban a la plantilla madridista, y de no haber sido por los gritos de la afición hubiera parecido que el Barça jugaba en el Camp Nou.

Xabi Alonso y Raúl Albiol fueron amonestados por pasarse de la raya en reiteradas ocasiones. Para entonces, Mejuto González ya había permitido que los blancos sacaran a relucir todo su arsenal de 'hachazos' y no quiso ver un claro penalty sobre Messi en el minuto 11.

Durante unos minutos, Cristiano Ronaldo apareció más veces que Messi, pero la defensa blaugrana, con Puyol a la cabeza, estuvo muy acertada para cortar las acometidas del portugués. No había ningún tipo de miedo. Rápidamente se vio que sólo había un equipo que quería jugar al fútbol, ese mismo conjunto que un año antes había profanado el Bernabéu con una sonrojante goleada. Resulta decepcionante que un club que se ha gastado 300 millones en fichajes estratosféricos tenga tan poco gusto por el balón, y sus únicos argumentos sobre el terreno de juego siempre que se enfrentan a un rival serio sean tan previsibles y vulgares.

Mejuto González seguía a lo suyo, y se empeñó en castigar las faltas de uno y otro equipo con distinto rasero. Mientras el Madrid atizaba, el árbitro asturiano se dedicaba a tarjetear a jugadores del Barça por protestar. Poco importó, ya que justo después de mostrar la amarilla a Xavi, llegó el primer gol culé.

Precisamente el de Terrassa, fue el encargado de lanzar un pase teledirigido a Messi, que tras controlar con el pecho y recortar a Albiol, batió a Casillas con su pierna derecha en el minuto 32 (0-1).

El Bernabéu enmudeció con el cuadragésimo gol del argentino en esta temporada y los merengues empezaron a verse acorralados por las prisas y a no saber que hacer. Como ocurriera el año pasado, el Real Madrid demostró que pese al dinero invertido sigue sin tener argumentos futbolísticos para tutear al Barça. Su única defensa fue seguir cosiendo a golpes los tobillos del rival, algo impropio de un equipo del señorío del club de la capital.

PEDRO SENTENCIÓ EL ENCUENTRO

El gol de Messi fue la única jugada de peligro de la primera mitad. Si alguien pensaba que la tóncia iba a cambiar en la segunda parte se equivocaba.

Guardiola, siempre atento a todo lo que ocurre sobre el campo, vio que el experimento de Alves no acababa de funcionar y decidió situarlo a su lugar natural y adelantar la posición de Maxwell. El técnico acertó con la decisión, ya que a partir de ese momento la superioridad blaugrana comenzó a ser insultante.

El Madrid sólo generaba peligro de forma aislada y era incapaz de trenzar una jugada. Cristiano Ronaldo pudo empatar en el 55 pero su lanzamiento lo detuvo un inspiradísimo Valdés, que volvió a estar sensacional. Pero justo un minuto más tarde, la tranquilidad llegó al banquillo visitante con el segundo gol de la noche. En esta ocasión fue Pedro el que remachó a las redes un sensacional pase de Xavi, que volvió a consolidarse como el mejor asistente del mundo(0-2).

El resultado era menor pero la sensación era la misma que la del año pasado. Superioridad infinita del Barça e inoperancia de los blancos. Fueron muchos los aficionados que abandonaron el Bernabéu antes de tiempo, indignados con la actuación de su equipo.

Valdés se erigió como el verdadero protagonista del último tramo del partido al desviar los disparos envenenados de Van der Vaart e Higuaín.

Lejos de conformarse con el resultado, como ya es habitual, los hombres de Pep querían más y pudieron ampliar el marcador por medio de Messi (71' y 77'), pero el luminoso ya no se movería.

Lo importante eran los tres puntos y el objetivo se logró minando la moral de la segunda era de galácticos. Salvo descalabro, el Barça tiene el título muy a tiro, y le basta con mantener su distancia con el Madrid para repetir alirón.

Sin embargo no hay nada decidido. Quedan 21 puntos en juego y muchos alicientes, uno de ellos, el más deseado por todos los culés: volver al Bernabéu para disputar la gran final de la Liga de Campeones el 22 de mayo. Aún falta mucho, pero este equipo nos transmite muy pero que muy buenas sensaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario